Cuando el ser humano reprime o no sabe sobrellevar sus emociones se produce un desequilibrio de la psique, este desequilibrio tiene su origen en una ambivalencia entre el estado consciente y el estado inconsciente de la persona, es decir, la diferencia o espacio que poco a poco se va acrecentando entre ambas partes del ser (no soy consecuente entre lo que hago y lo que siento), produce la fragmentación del individuo y ya sea a corto, mediano o largo plazo decanta en enfermedad física.
Es entonces la
enfermedad una manifestación del hombre escindido, una llamada de atención que
arroja nuestra psique para que nos replanteemos nuestra manera de pensar, de
hacer y de sentir.
Cuando
reprimimos por largo tiempo los anhelos, ya sean anhelos artísticos, anhelos
emocionales, anhelos de realizar proyectos, nuestros órganos y sistema físico
sufre las consecuencias. Se explica así el porqué en ciertos períodos de la
humanidad (así como de nuestra vida personal) se sufre de ciertas enfermedades
que caracterizan una época.
El estilo de
vida (que permitimos) de la sociedad actual se caracteriza por la
impersonalidad, la frivolidad, el trabajo en exceso y la velocidad con la cual
pareciera que nos conduce. Todas estas características del diario vivir
producen emociones dentro de quienes las viven, emociones como:
Desesperanza (cáncer), sensación de no ser querido y
pérdida del dulzor de la vida (diabetes),
exceso de necesidad de control (afecciones
cardíacas y de presión sanguínea), orgullo
e inflexibilidad compensatorio a miedo (rodillas
y articulaciones), perfeccionismo, ira y frustración (alergias), inseguridad y deseo de retener situaciones y personas en
mi vida (cólicos intestinales,
estreñimiento), inseguridad respecto a vivienda, alimento, dinero (afección de nervio ciático), etc.
La enfermedad
sólo puede ser superada cuando el sujeto desea dejar ir esa enfermedad, una
enfermedad recurrente es una enfermedad que le acomoda a quien la padece, ya
que la utiliza como mecanismo inconsciente de defensa frente a eventos,
períodos y personas.
Deja de
identificarte con la enfermedad, deja el mal hábito de decir “yo soy alérgico”,
“yo soy depresivo”, “yo soy diabético”, etc, pues tú no eres tu enfermedad, tu estado natural es la salud, la vida
tiende a la vida, deja de interponerte en tu propio camino de salud y
abundancia.
Vive, sueña,
realiza.
Daniel.-
Lectura
recomendada: “El gran diccionario de las dolencias y enfermedades”, Jacques
Martel.