martes, 5 de agosto de 2014

Ansiedad y conductas autodestructivas


La ansiedad es inseguridad del futuro y constituye además parte de una de las tantas manifestaciones del miedo. Si supiéramos que nada nos hará falta en un momento posterior, entonces la ansiedad desaparecería. Este estado se observa con mayor frecuencia en personas que suelen maquinar excesivamente ideas y planes en su mundo mental o que intentan anticiparse demasiado (incluso controlar) sucesos y situaciones futuras. Este hábito de anticiparse a cada evento y/o necesidad de control provoca estrés interno que, como hemos visto anteriormente,  se manifiesta en el cuerpo físico. El problema no termina ahí, ya que el miedo y la inseguridad producen deseos de búsqueda de satisfacciones para ser mitigados, pero no cualquier satisfacción, sino la satisfacción inmediata: Aprobación social, consumismo, relaciones dañinas, apetito desmedido, obsesión por el cuerpo, sexo, drogas, etc. todo tipo de actividades que se utilizan inconscientemente y de manera sutil (pues pasan inadvertidas diariamente) para desentenderse de la sensación de inseguridad. Posteriormente si esta conducta de búsqueda de satisfacción inmediata y nociva se perpetúa en el tiempo, termina convirtiéndose en adicciones autodestructivas manifiestas física, social y emocionalmente. Debemos estar conscientes de que intentar controlar el futuro forma parte de una idea ilusoria, ya que no podemos controlar algo que aún no ha ocurrido. Es en este punto en donde esta clase de actitudes busca su justificación tomando el nombre de virtudes que no le pertenecen, ser organizado o precavido nada tiene que ver con: especular, suponer, elucubrar y maquinar; por otra parte la razón efectivamente comprende que los eventos pueden cambiar y que existe la posibilidad de que sucedan imprevistos, para los cuales se inicia por detrás del pensamiento voluntario de la persona una rueda de pensamientos que intenta cubrir las especuladas necesidades para cada uno de los eventos que supuestamente podrían ocurrir, es decir, “Intentar tener todo cubierto”. Aun así nada es seguro y una razón aguda sabe que pueden presentarse incluso los más inesperados escenarios, perpetuando así el estado ansioso desde detrás de la mente desbocada del sujeto.

Existe una delgada línea que separa la virtud del vicio, para poder reconocer en qué lado de la línea estamos debemos detenernos.

Preguntarnos qué es lo que nos motiva a actuar de tal o de cual manera:
¿De dónde proviene realmente este apetito de aprobación, comida, consumismo, drogas, sexo, etc.?.

Preguntarnos el porqué hacemos lo que estamos haciendo:
¿Por qué elegimos relacionarnos con quienes nos relacionamos? ¿qué encuentro en ellos?, ¿qué es lo que generan en mí?.

Para esto necesitamos dejar de estar constantemente haciendo cosas sin pensar, sin sentir y sin saber porqué. Parar en medio del caos, sentarse, silenciarse, aquietar la mente, esperar y observar. 

A veces uno simplemente se viste de viejos hábitos, de antiguos yoes que quizás alguna vez servían, pero que actualmente ya no son útiles y que sólo obstaculizan nuestro propio bienestar y el de la gente que nos rodea.

Daniel H.V.-

domingo, 29 de junio de 2014

La necesidad de aquietar la mente

El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
(Aldous Huxley)



Existen algunos elementos que ciertamente usted y yo compartimos: esta condición humana y este mundo. Todo cuanto yo haga a pesar de que nos encontremos a muchos kilómetros de distancia tendrá repercusiones de una u otra manera en usted, así mismo, todo cuanto usted haga tendrá sus consecuencias para mí. Podemos convertir esta aparentemente invisible dinámica en algo provechoso o podemos perjudicarnos el uno al otro a lo largo de nuestra existencia. Como habitantes del mismo mundo, como congéneres de la misma especie, su bienestar y el mío están íntimamente ligados.
Así mismo no sólo compartimos nuestra condición humana y este lugar en el espacio. Sino que además independiente de sus creencias, de como usted vista, de como hable y de su visión de las cosas, ocurre que usted y yo  tenemos un cerebro más o menos similar. El cual trabaja día y noche para realizar las distintas labores que le encomendamos. No existiría problema si nuestro cerebro sólo trabajara cuando se lo pedimos, esto sería, ser dueño de nuestros razonamientos. El problema radica en que no lo somos. Así es, no somos dueños de nuestro razonamiento, nuestras ideas divagan sin control alguno por los distintos espacios que existen en nuestra psique. Este mundo interno está lleno de lugares, sensaciones, colores, olores y recuerdos, los cuales nos evocan emociones, algunas amigables y otras no tanto. Los pensamientos son realidades físicas potenciales, es decir, que tienen la oportunidad de convertirse en realidades palpables en este plano ya que los pensamientos son en efecto antesala de las emociones, las cuales como veremos más adelante generan cambios evidentes y significativos en nuestro cuerpo físico.



El pensamiento descontrolado y su salud física
Si le dijera que su pensamiento descontrolado altera su estado de salud generando enfermedades en su organismo. ¿Qué opinaría?.

Veamos un ejemplo práctico:

Supongamos que debido a que nuestra mente no está aquietada comienza a pensar, imaginar o revivir momentos que contrarian nuestro estado emocional (situaciones, discusiones, peleas, miedos, ansiedad, enojo, rabia, etc.). Estas emociones liberan adrenalina en su torrente sanguíneo. La adrenalina disminuye el diámetro interno de los vasos, haciendo que el corazón necesariamente tenga que aumentar su intensidad de trabajo para poder mantener su organismo funcionando. El aumento del trabajo del corazón sumado a la disminución del diámetro de los vasos sanguíneos genera un aumento de la presión arterial (sus arterias y venas tienen que soportar un mayor estrés debido a que hay sangre entrando a mayor presión). Para atender este aumento de actividad en el corazón, el hígado libera azúcar (glucosa que se utiliza como combustible para mantener en funcionamiento este organismo que ha aumentado sus requerimientos por estar con un corazón trabajando intensamente ). Para combatir este brusco aumento de azúcar (hiperglicemia), el páncreas se ve obligado a liberar una mayor cantidad de insulina (sustancia que disminuye el azúcar en la sangre). La insulina liberada apresuradamente disminuye los niveles de azúcar pasándose por debajo de los niveles normales, ocasionando ahora una baja de azúcar (hipoglicemia) si sumamos el efecto de la adrenalina en la sangre  a la caída de azúcar los signos y  síntomas serían: Visión borrosa, latidos cardíacos rápidos y fuertes, irritabilidad, agresividad, nerviosismo, dolor de cabeza,  temblores, insomnio, sudoración, hormigueos, entumecimiento de la piel, cansancio y debilidad. Es decir, todos aquellos malestares físicos que usted y yo sufrimos cuando estamos contrariados. Imagine que su pensamiento está descontrolado la mayor parte del tiempo y que usted ni siquiera se da cuenta ya de lo nublado que vive por estar constantemente bajo el padecimiento de estos síntomas. Es esta la cotidianidad de muchos que viven inconscientes de sus propias emociones y desconectados de sus propios cuerpos. Volviendo al ejemplo anterior, todo este intento de normalización del balance interno ocurre siempre y cuando el páncreas e hígado funcionen efectivamente a pesar de nuestros dudosos hábitos cotidianos de alimentación y estilo de vida en general. Ya que en caso contrario (cuando el cuerpo no es capaz de enmendar la alteración orgánica que está cursando) puede acabar en: desmayos, convulsiones e incluso llegar a caer en un posterior estado de coma. Por otra parte, si no es el hígado o páncreas los que fallan sino que algún otro órgano o sistema en su organismo, como por ejemplo: Su corazón, el cual ya demasiado agotado por sus pensamientos descontrolados no siendo capaz de soportar el aumento de trabajo que se le requiere, podría generar arritmias (alteración de la sincronía de los latidos) o incluso paro total de su vital actividad (paro cardíaco). Sumado a que no sólo el corazón sino que para que toda la regularización se lleve a cabo las vías sanguíneas deben estar a su vez en buenas condiciones, de no ser así el rompimiento de vasos o taponamiento (por exceso de grasa en estos) puede generar infartos y derrames en diversos órganos que incluyen el propio corazón y su preciado y descontrolado cerebro… ¿Paradójico no?

De este modo podemos comprender que muchas de las enfermedades que padecemos (acaso no todas) se originan cuando no estamos conscientes de nuestras mentes desbocadas, cuando no somos conscientes de nuestros propios pensamientos y actividades cerebrales. El no estar consciente genera estados prolongados de ansiedad, miedo, enojos, rabia y tristezas. Lo que genera cambios estructurales, desgaste de órganos y sistemas que pueden decantar en enfermedades crónicas y fallas orgánicas. Efectos palpables y muy reales en nuestro cuerpo físico. Caro precio que pagar a causa de una mente que permanece constantemente a la deriva.

Se hace evidente la necesidad de escuchar al cuerpo que grita en su propio lenguaje de lo que carece y adolece nuestro ser interno.

Hay que pausar y tal como cuando el contenido de una botella está revuelto cuando esta es agitada, así se encuentra la mente de quien no se detiene a escucharse y conocer las causas de su ansiedad.Hay que detenerse para que el contenido decante dando espacio para poder observar y diferenciar las capas de la propia sustancia dentro de nuestra forma, es decir, de nuestro ser dentro de nuestro cuerpo.

Daniel H.V.-


viernes, 8 de noviembre de 2013

Voluntad y unidad



Caían desde el cielo grandes gotas de vivos colores, tiñiendo el prado y las ropas de los tres niños. Cayó del firmamento un gigante, sujetó del brazo a uno de los pequeños, al hacerlo el gigante cósmico se convirtió en un niño humano. Levantándose formó una huevo de colores transparente con su dedo índice, dejando dentro del huevo a los niños y a sí mismo. Afuera ya no era el jardín de juegos, Sino estrellas y planetas girando. Los pequeños se asombraron al observarlo  y comprenderlo TODO, que a la vez es  NADA...

Al observar la naturaleza podemos notar cómo todos los elementos están dispuestos en perfecta armonía, todos los seres del reino natural obran en un mismo coro para formar la sinfonía cósmica. El agua que fluye  amoldándose a su medio, la caña que se mece flexible junto a los vientos, los árboles que crecen naturalmente a través de las zonas de menor tensión en el espacio. Todo se desarrolla a través del entramado universal formando una obra viviente que pulsa su energía sin objetivo, sin anhelos, sólo manifiestan su propia existencia, su propia esencia, simplemente son.
 En contra parte el ser humano tiene la facultad de contradecir esta naturaleza, que no es sólo una naturaleza externa, sino que forma parte internamente del propio ser humano, es decir, el ser humano tiene la facultad de ir en contra de su propia naturaleza. El hombre-mujer es capaz de construir un pilar de hormigón en medio de este paisaje onírico, irrumpiendo con el flujo de energía primigenio que nos aúna, dificultando la comunicación entre su mundo externo y su mundo interno, entre su consciente y su inconsciente. Es así como las dificultades y las angustias aparecen. Aquél pilar de hormigón, aquél edificio, aquella casa, aquella respuesta, aquella reacción, aquellas palabras duras, aquellas frustraciones que aparecen cuando “no pasa lo que YO quiero que pase” están fuera de la armonía y representan la voluntad del ser humano que pasa por sobre la voluntad de la naturaleza universal.  Cuando nuestra voluntad pasa por encima de la voluntad del universo comenzamos a encontrarnos con obstáculos y caminos difíciles, expresiones como “El trabajo duro” y “Sudar para ganar el pan” son la evidencia. Estas creencias y paradigmas que hemos dejado que penetren profundo en nuestras vidas generan toda clase de situaciones en donde se deben sufrir penurias para alcanzar las metas.

¿Estamos libres de esto?, ¿Puede haber otro camino?.

Si aprendemos a reconocer cuándo está actuando nuestra voluntad egoísta, por sobre el camino natural de los acontecimientos, si aprendemos a equilibrar nuestro corazón y nuestra razón, si logramos unir nuestro ser fragmentado, podríamos llegar a cambiar el paradigma de la existencia humana, acabar con la ilusión de separatidad, terminar con el sufrimiento innecesario y sublimar la maravillosa esencia del ser para disfrutar la vida simplemente viviéndola en estado de unidad con nosotros mismos, con nuestros pares y con todos los seres.
Seríamos la caña de azúcar meciéndose al viento y no en contra del viento. Seríamos el agua que fluye por el río, no contra la roca. Seríamos el amor unificador y no el miedo separatista.

El gigante sin ya ser gigante apuntó a uno de los niños mientras miraba al cielo desde dentro del huevo de colores:

- No hay nada... entre tú y yo... - Hizo una pausa - entre yo y tú no existe espacio alguno, todo espacio es ilusión...
Somos uno.

         


Daniel H.V

miércoles, 26 de junio de 2013

Hay un camino



Democracia
parasito alucinógeno somnífero
donde los dormidos detentan la ilusión del poder
donde los noctámbulos reclusos ejercen la ficticia autoridad.
donde los cautivos dan vida al centinela.


En este territorio tan difícil y engorroso
aquellos también durmientes pero soñadores
aquellos quijotes acompañados de luciérnagas multicolores
Se enfrentan al ente párasito.

¿Hay  derrocamiento?
No

¿Hay escape del maldito plan?
No

¿Hay despertar lucido?
No

¿Hay objetivo final?
No

Pero existe una grieta,
hay un sendero
y hay un camino.



Ignacio Vergara.-

domingo, 19 de mayo de 2013

Onironauta



Jugando en el sueño lucido
Onironauta del misterio
En vigilia del sueño nocturno
Y nunca olvidando su análogo hermano diurno.

Ignacio Vergara.-


miércoles, 15 de mayo de 2013

Despertar: Sociedad, Psique y Espíritu


Hoy vivimos en un despertar de la conciencia colectiva, el cual nos hace ver la verdadera situación en que nos encontramos como seres humanos. Es así como fácilmente podemos percibir que no es un espectáculo agradable a donde hemos llegado, sin embargo el estar despiertos es la única posibilidad de un renacimiento como humanidad.

En una primera etapa la humanidad comienza a despertar y comprender todos los aspectos que la rodean y la envuelven. En un principio conocemos colectivamente el panorama del mundo como naturaleza y como han sido aprovechados y abusados sus recursos de supervivencia. Observamos claramente el posible o inminente agotamiento y escasez de estos bienes y las posibles consecuencias negativas que esto conllevaría para todos los seres vivos de manera global. 

También empezamos a vislumbrar el paisaje exterior de nuestro entorno social. Comenzamos a sentir que no hay una posible solución política a los conflictos de las comunidades, vemos que la democracia se ha transformado en un juego de publicidad, dinero y poder, a la vez que tomamos consciencia de que el sistema económico y el elemento del dinero ha sido objeto de abusos, corrupción y perversión en todos sus aspectos de aplicación. Tenemos percepción de que este abuso inunda todas las instituciones y que en un principio estas tenían un fin de utilidad colectiva, la cual se fue transformando en un individualista lucro de grupos de poder, así también lo distinguimos en el ámbito social-comunicacional, en el cual vemos los “Mass Media” convertidos en elementos de control social y somnolencia autoimpuesta.

Si miramos de forma objetiva estos elementos, podemos comprender que son componentes cruciales y poseedores de una máxima neutralidad y que en sus albores fueron piezas sustentadoras del crecimiento como raza humana. Sin embargo fueron tiempo en que se dirigieron de forma sabía por los individuos y que hoy han sido conducidas a su lado más oscuro y negativo posible, llegando a un punto inminente de colapso institucional, social, cultural y natural.

El despertar de consciencia colectiva nos asoma a ver la configuración de eventos externos de una cercana crisis de la superficie, sin embargo, la crisis no termina en nuestro exterior.


El despertar de consciencia en su segunda etapa nos lleva hacia el terreno interior .Estamos entendiendo que el  crecimiento es posible, pero solo  a través de una dominación consciente de nuestra personalidad, un manejo del ego a través de un autoconocimiento de la persona como individuo y percibimos cómo esta personalidad fue tomando el control del individuo desde los traumas de la niñez. Empezamos a conocer cuales fueron los motivos y causas de nuestras neurosis de adultos y cómo éstas gobiernan nuestra vida y nos han hecho caer como personas (lo que se describe en las mitologías como la caída a los infiernos). Tenemos cada vez más conocimientos de cómo se han desarrollado estas neurosis y la sabiduría  para empezar a discernir en que momento actuamos conscientes y cuando actuamos gobernados por estas enfermedades y las consecuencias de estas en nuestro desarrollo, primero como individuo y luego como entes sociales y colectivos.

El despertar es el comienzo de un camino, que querámoslo o no está sucediendo de modo lento pero colectivo e imparable. Las cosas que comenzamos a observar no son bonitas, comenzamos a  avistar una época de crisis globalizada en todos sus ámbitos: sistemas políticos, sociales y económico en un extremo del abuso y al borde del colapso y por dentro, el espectáculo tampoco es agraciado, las neurosis que nos han gobernado y manejado nuestras vidas han llegado a enfermarnos como humanidad.

Viendo este panorama, lo importante se vuelve el comprender cómo vivir de mejor forma el proceso: estando en contra de este despertar o  siguiendo el río de consciencia. Estamos vislumbrando que nos encontramos en uno de los cambios más fuertes e importantes como humanidad y todo cambio significa una muerte. Lo difícil es distinguir si lo que estamos viviendo es un fin de la existencia humana o un renacer de ella. En este periodo es donde mas necesitamos de un apoyo espiritual, el cual significa aprender a vivir con nuestro verdadero y olvidado ser, el recordar quienes realmente somos como esencia, y quizás este recordar sea finalmente el comienzo del ansiado renacer.


Ignacio Vergara.-

martes, 7 de mayo de 2013

Alef





Entonces comprendimos que no éramos más que polvo, que nuestros sueños y vidas, eran los sueños y las vidas de otros. A la vez comprendimos que nuestro viaje nunca existió.  

 Que nuestra experiencia se funde en un único momento.

Que nunca fuimos, que nunca seremos,
sólo somos.
Daniel.-

sábado, 4 de mayo de 2013

XIII



13= Muerte.

1= Individuo.
3= Triada.
Triada= Hombre, Dios, Cosmos - Padre, Madre, Hijo - Bueno, Malo, Neutro. 

1 trasmuta a 3.

13=Cambio.




Ignacio Vergara.-






lunes, 22 de abril de 2013

Tecnología y Parasitismo



"La esclavitud es un estado de la mente que no puede reconocer el esclavo."  G. Spence

Históricamente hemos llegado a un periodo cumbre de conocimientos técnicos y la tecnología comienza a inmiscuirse en terrenos difuminosos de la vida humana, lo que presenta una aventura de peligrosas dimensiones en el crecimiento humano. Por lo cual nos encontramos en una fase en la cual precisamos imperiosamente de sabiduría,  porque si queremos seguir en un progreso como humanidad, debemos tener presente lo nocivo que pueden llegar a ser los excesos de esta tecnología, cómo nos afectan y volver a rescatar las antiguas y misteriosas tradiciones olvidadas, que a través de la historia, nos han enseñado a vivir en armonía con el progreso, a través de una autoconciencia del individuo.

No hemos experimentado una verdadera evolución tecnológica. Vivimos un periodo en que la creación científica se ha transformado en un ente parásito que vive y se retroalimenta de su huésped humano, nos hemos convertido en seres dormidos y manejados por nuestras propias invenciones y éstas se han convertido en la base orgánica de un sistema vivo que necesita de todas sus piezas, ya no para conseguir los fines para los cuales fueron creadas, sino para un fin de mera utilidad vital propia. Experimentamos un período en que la tecnología muta hacia entidades que gozan de un aparato circulatorio burocrático que mantiene al huésped humano en un constante estado de inconciente somnolencia servil al ente parásito.

Sin embargo, lentamente comenzamos a  comprender el estado de las cosas. Empezamos a entender que nuestras neurosis individuales son las que han engendrado el ente parásito colectivo, que estas tecnologías e instituciones han tomado un total control sobre el genero humano y estamos comenzando a despertar de la hipnosis y ver  que la única pieza  que faltaba para la verdadera evolución colectiva no era el individuo como actor de masas y mero creador de tecnologías anestesiantes , sino que la llave necesaria era la del individuo como ser consciente de sí mismo.

Si efectuamos una pequeña incisión en el tejido tenso del ente, no habrá forma de reestructurarlo, por lo que basta un momento de lucidez consciente para que el desgarro y desangramiento final del parásito haya comenzado.

Ignacio Vergara.-




miércoles, 10 de abril de 2013

Neciolandia



En Neciolandia el doliente está al servicio del médico
En Neciolandia ni los gobernantes ni los gobernados saben autogobernarse
En Neciolandia todos sufren de obesidad y hambre a la vez
En Neciolandia las farmacias otorgan bienestar y la familia malestar
En Neciolandia el humano se parece a su mascota y su mascota parece humana
En Neciolandia se venden jugos de cien pesos a doscientos pesos.


En neciolandia el que escucha no oye, el que mira no ve, el que habla no dice y el que vive no siente


En Neciolandia el oculista no usa sus lentes, el nutriólogo es obeso, el cardiólogo cardiópata, el kinesiólogo sedentario, el psicólogo neurótico, el artista narciso, el juez injusto

 y los Necios…
los más necios de cada área
elegidos por los necios
de los necios los más necios…

¡ELLOS!
 ¡ELLOS MANDAN EN NECIOLANDIA!

Daniel.-

miércoles, 3 de abril de 2013

El tiempo es corto




Vivimos creyendo que algo sabemos
imaginando que algo controlamos
sin embargo 

¡Recuerda hermano que vivimos en incertidumbre!

El tiempo es corto y nuestra consciencia velada.
Si tus brazos alcanzan a un ser amado, ¡abrázalo!
Si un te quiero puede ser oído, ¡dilo!
Si tu cuerpo desea amar, entonces ¡ama!
Que la muerte a todos alcanza 
muchas veces antes de lo esperado.

Daniel.-

miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Amor o miedo?



Existen sólo dos emociones raíces, amor y miedo. A partir de éstas se derivan todas las demás, cada acto que realizamos es promovido por éstas emociones. Sin embargo, no vivimos en una sociedad que tienda a compartir el amor, al contrario, vivimos en una sociedad que inculca desconfianza, un pueblo acunado en el miedo. Aprender a reconocerlo en nuestros actos y en nuestras vidas es el primer paso para superarlo. Quizás te dices a ti mismo, “yo no tengo miedo”, sin embargo, el miedo es a veces silencioso y puede ocultarse de variadas formas, por nombrar sólo algunas:

Estado Angustioso: Falta de confianza en el proceso de la vida, miedo al porvenir

Control y razonamiento excesivo: Miedo a que otras personas decidan bajo su propio criterio o miedo a que los eventos ocurran por un "azar"

Inercia: Miedo a tomar responsabilidades por las propias decisiones, miedo a tomar las riendas de la propia vida.

Personalidad predominantemente introvertida o extrovertida: Miedo de no ser aceptado o valorado por quien se es; Miedo a la soledad, miedo a observar hacia dentro y enfrentar las propias carencias.

Conducta agresiva: Reacción protectora desmesurada a causa de miedo y sensación de vulnerabilidad, miedo a ser agredido.

Episodios de ira: Pobre control de las emociones, miedo a manifestarlas.


Pregúntate entonces:
¿Qué es lo que me hace actuar de tal o cual manera? ¿Quién o qué está tirando de los hilos en este momento?, ¿Estoy siendo libre actuando por amor o estoy siendo prisionero actuando dominado por el miedo?

Bajando por las escaleras hacia el inconsciente, encontrarás a los verdaderos titiriteros de tu vida, sólo si los reconoces podrás trascenderlos.

Daniel.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El Virus


La filosofia es solo una cubierta formada por un enjambre linguistico inexorable. Lenguaje, el virus en tu mente.

Ignacio Vergara.-

lunes, 4 de marzo de 2013

Naturaleza de la realidad


¿Que es la realidad? Es aquella  pregunta que nos hemos formulado todos los seres humanos, al menos una vez en la vida. Es una de las preguntas más amplias, envolventes y a la vez abismales, que a través de la historia, hemos intentado responder como buscadores, filósofos, artistas, místicos o científicos.

Existen diferentes visiones del concepto de realidad y cómo la entendemos. Por una parte encontramos una visión objetiva de la realidad, en esta vemos la realidad como un elemento de conocimiento con independencia de los pensamientos o sentimientos del sujeto que la observa y por lo tanto verificable por los demás sujetos. Por otra parte, se han generado visiones que consideran la realidad como un elemento totalmente subjetivo (sin ninguna independencia del sujeto que la observa o experimenta, sino totalmente imbuida en el sujeto en sí). Esta subjetividad de la realidad la podemos observar plasmada en una respuesta del escritor Jorge Luis Borges, en una entrevista en la cual el periodista Enrique Symns, le pregunta pomposamente al poeta ¿Qué es la realidad? Señor Borges, a lo que el sabio replica -¿Cuál realidad muchacho, la suya o la mía?

Podemos apreciar la subjetividad de la realidad y llevarla hasta los confines del análisis de la misma. Por ejemplo en el ámbito de las percepciones humanas, específicamente en la percepción de los colores: Si por ejemplo, usted observa el color azul del mar junto a otra persona, no hay certeza alguna de que el otro sujeto este percibiendo el mismo color azul que usted ve. No hablamos aquí de diferentes matices del mismo azul, sino que este sujeto podría estar catalogando con las palabras “azul” a el color rojo que usted ve usualmente en una rosa. No existe pues, ninguna manera de comprobar  que el color es azul objetivamente hablando. Esta misma reflexión la podemos realizar en los demás terrenos intelectuales perceptivos y por supuesto al de los sentimientos.


En el terreno de la ciencia de lo mas pequeño, la física cuántica, la subjetividad de la realidad la podemos apreciar en un experimento llamado el “Gato de Schrödinger”. En este experimento se sitúa  un gato vivo en una caja cerrada, la que se conecta a una manguera unida a un dispositivo electrónico, que al apretar un botón, decidirá al azar, si a través de la manguera introduce un veneno letal en la caja del gato o no, en una posibilidad de 50%. La pregunta que se formula es ¿cuándo se decidirá si el gato está vivo o muerto? Una opinión objetiva de la realidad diría que se toma la decisión en el momento de pulsar el botón, sin embargo, según la explicación de la física quántica, el gato estará vivo y muerto a la vez (“una nube de posibilidades”) hasta que exista un observador del gato (abriendo la caja) y sólo en este momento se decidirá si el gato está vivo o muerto. Con este experimento podemos observar que a niveles de la física cuántica la naturaleza de la realidad toma una conducta totalmente subjetiva y el espectador es el que construye la realidad en si.

Las implicancias de este paradigma subjetivo de la realidad, llegan hoy a límites insospechados, la realidad deja de ser lo objetiva que creíamos que era y en todo ámbito posible empezamos a comprender que la “visión de las cosas” es como la subjetividad del individuo desea verla.


En cierta ocasión, yo, Chuang Tse, soñé que era una mariposa que volaba y disfrutaba por el cielo. No tenía idea de que fuera Chuang Tse. De golpe, desperté y era Chuang Tse de nuevo. Pero no puedo decir ahora si he sido Chuang Tse soñando que era una mariposa, o soy una mariposa que ahora sueño que es Chuang Tse. No obstante, tiene que haber alguna diferencia entre Chuang Tse y la mariposa. A esto le llamamos la transformación de las cosas.

Ignacio Vergara.-



martes, 26 de febrero de 2013

De la enfermedad y psicomatización


Cuando el ser humano reprime o no sabe sobrellevar sus emociones se produce un desequilibrio de la psique, este desequilibrio tiene su origen en una ambivalencia entre el estado consciente y el estado inconsciente de la persona, es decir, la diferencia o espacio que poco a poco se va acrecentando entre ambas partes del ser (no soy consecuente entre lo que hago y lo que siento), produce la fragmentación del individuo y ya sea a corto, mediano o largo plazo decanta en enfermedad física.

Es entonces la enfermedad una manifestación del hombre escindido, una llamada de atención que arroja nuestra psique para que nos replanteemos nuestra manera de pensar, de hacer y de sentir.
Cuando reprimimos por largo tiempo los anhelos, ya sean anhelos artísticos, anhelos emocionales, anhelos de realizar proyectos, nuestros órganos y sistema físico sufre las consecuencias. Se explica así el porqué en ciertos períodos de la humanidad (así como de nuestra vida personal) se sufre de ciertas enfermedades que caracterizan una época.

El estilo de vida (que permitimos) de la sociedad actual se caracteriza por la impersonalidad, la frivolidad, el trabajo en exceso y la velocidad con la cual pareciera que nos conduce. Todas estas características del diario vivir producen emociones dentro de quienes las viven, emociones como:
Desesperanza (cáncer), sensación de no ser querido y pérdida del dulzor de la vida (diabetes), exceso de necesidad de control (afecciones cardíacas y de presión sanguínea),  orgullo e inflexibilidad compensatorio a miedo (rodillas y articulaciones), perfeccionismo, ira y frustración (alergias), inseguridad y deseo de retener situaciones y personas en mi vida (cólicos intestinales, estreñimiento), inseguridad respecto a vivienda, alimento, dinero (afección de nervio ciático), etc.

La enfermedad sólo puede ser superada cuando el sujeto desea dejar ir esa enfermedad, una enfermedad recurrente es una enfermedad que le acomoda a quien la padece, ya que la utiliza como mecanismo inconsciente de defensa frente a eventos, períodos y personas.

Deja de identificarte con la enfermedad, deja el mal hábito de decir “yo soy alérgico”, “yo soy depresivo”, “yo soy diabético”, etc, pues tú no eres tu enfermedad, tu estado natural es la salud, la vida tiende a la vida, deja de interponerte en tu propio camino de salud y abundancia.

Vive, sueña, realiza.

Daniel.-



Lectura recomendada: “El gran diccionario de las dolencias y enfermedades”, Jacques Martel.