¿Que es la realidad? Es aquella
pregunta que nos hemos formulado todos los
seres humanos, al menos una vez en la vida. Es una de las preguntas más
amplias, envolventes y a la vez abismales, que a través de la historia, hemos intentado
responder como buscadores, filósofos, artistas, místicos o científicos.
Existen diferentes visiones del concepto de realidad y cómo
la entendemos. Por una parte encontramos una visión objetiva de la realidad, en
esta vemos la realidad como un elemento de conocimiento con independencia de
los pensamientos o sentimientos del sujeto que la observa y por lo tanto
verificable por los demás sujetos. Por otra parte, se han generado visiones que
consideran la realidad como un elemento totalmente subjetivo (sin ninguna
independencia del sujeto que la observa o experimenta, sino totalmente imbuida
en el sujeto en sí). Esta subjetividad de la realidad la podemos observar
plasmada en una respuesta del escritor Jorge Luis Borges, en una entrevista en
la cual el periodista Enrique Symns, le pregunta pomposamente al poeta ¿Qué es
la realidad? Señor Borges, a lo que el sabio replica -¿Cuál realidad muchacho,
la suya o la mía?
Podemos apreciar la subjetividad de la realidad y llevarla hasta
los confines del análisis de la misma. Por ejemplo en el ámbito de las percepciones
humanas, específicamente en la percepción de los colores: Si por ejemplo, usted
observa el color azul del mar junto a otra persona, no hay certeza alguna de
que el otro sujeto este percibiendo el mismo color azul que usted ve. No
hablamos aquí de diferentes matices del mismo azul, sino que este sujeto podría
estar catalogando con las palabras “azul” a el color rojo que usted ve
usualmente en una rosa. No existe pues, ninguna manera de comprobar
que el color es azul objetivamente hablando. Esta
misma reflexión la podemos realizar en los demás terrenos intelectuales
perceptivos y por supuesto al de los sentimientos.
En el terreno de la ciencia de lo mas pequeño, la física cuántica,
la subjetividad de la realidad la podemos apreciar en un experimento llamado el
“Gato de Schrödinger”. En este experimento se sitúa un
gato vivo en una caja cerrada, la que se conecta a una manguera unida a un
dispositivo electrónico, que al apretar un botón, decidirá al azar, si a través
de la manguera introduce un veneno letal en la caja del gato o no, en una
posibilidad de 50%. La pregunta que se formula es ¿cuándo se decidirá si el
gato está vivo o muerto? Una opinión objetiva de la realidad diría que se toma
la decisión en el momento de pulsar el botón, sin embargo, según la explicación
de la física quántica, el gato estará vivo y muerto a la vez (“una nube
de posibilidades”) hasta que exista un observador del
gato (abriendo la caja) y sólo en este momento se decidirá si el
gato está vivo o muerto. Con este experimento podemos observar que a niveles de
la física cuántica la naturaleza de la realidad toma una conducta totalmente subjetiva
y el espectador es el que construye la realidad en si.
Las implicancias de este paradigma subjetivo de la realidad,
llegan hoy a límites insospechados, la realidad deja de ser lo objetiva que creíamos
que era y en todo ámbito posible empezamos a comprender que la “visión de las
cosas” es como la subjetividad del individuo desea verla.
En cierta ocasión, yo, Chuang Tse, soñé que era
una mariposa que volaba y disfrutaba por el cielo. No tenía idea de que fuera
Chuang Tse. De golpe, desperté y era Chuang Tse de nuevo. Pero no puedo decir
ahora si he sido Chuang Tse soñando que era una mariposa, o soy una mariposa
que ahora sueño que es Chuang Tse. No obstante, tiene que haber alguna
diferencia entre Chuang Tse y la mariposa. A esto le llamamos la transformación
de las cosas.